Mis mejores deseos para que el Espíritu de la Navidad no sólo roce las almas, sino que cale en ellas.
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domingo, 22 de diciembre de 2013
Presentación de la colección de cuentos infantiles Ratón Blanco en el Museo Ramón Gaya de Murcia.
En mi blog no tengo costumbre de hacer reseñas ni comentarios de cuentos escritos por otras personas porque para eso hay otros blogs que se dedican ello, yo aquí solo subo los cuentos escritos por mí. Esta vez voy a hacer una excepción porque el autor del libro, Blas Mira, que es muy amigo mío, se lo merece y la ilustradora Virginia García dibuja maravillosamente como podréis comprobar.
Virginia y Blas |
Los cuentos son una preciosidad y los camellos de los Reyes Magos traen un montón para los niños de Murcia.
No puedo desvelaros más cosas de este Ratón porque tendréis que comprobarlo vosotros mismos; sólo os diré que es muy educado y buen compañero. Estoy segura de que os encantará.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
EL CUARTO REY MAGO. RELATO NAVIDEÑO.
Queridos amigos, hace dos o tres años alguien me regaló tres folios en los que estaba escrito el cuento de El Cuarto Rey Mago. Como no ponía el nombre del autor los dejé a la derecha de mi ordenador y poco a poco fui colocando más hojas encima de él hasta que desapareció de mi vista.
Cada vez que hacía limpieza lo volvía a leer y me emocionaba el contenido de aquellos tres folios pero, el hecho de no saber quién los había escrito me impedía colocarlos en mi blog.
Este año me he decidido: debo enseñarlo a mis lectores porque merece ser leído. Todo lo que está escrito es bello, bueno y debemos ponerlo en práctica.
Antes de copiarlo he preguntado a un montón de amigos a ver si encontraba al que me lo regaló, pero nada, no ha aparecido. Si alguien reconoce que este escrito es suyo no tiene más que decirlo y aquí pondré inmediatamente su nombre. Nada me haría más feliz.
También os digo que he resumido un poco la introducción para no hacerlo muy largo. Espero que os guste tanto como a mí.
Queridos niños y niñas:
Hemos recibido vuestras cartas, las hemos leído de una en una , cerrando los ojos y abriendo el corazón para saber, no solo lo que queréis sino para percibir el latido que permanece escondido en vuestras peticiones.
Observamos cómo la mano os tiembla al escribir. Cuando uno desea de corazón , y no por capricho, aprende a disfrutar de la abundancia y de la escasez, a gozar de la vida con lo que tiene. En los deseos, como en las posesiones, es mucho mejor ser austeros , pero no indigentes.
Vuestras cartas son enormes, cada año más largas y con peticiones que sentimos cada vez más alejadas de vuestras almas de niños. Con esta carta queremos alertaros para que toméis las riendas de vuestras propias necesidades.Tal vez nunca hayáis oído hablar del Cuarto Rey Mago de la leyenda, pero aquí os la vamos a contar.
-Sí, al principio eramos cuatro. Salimos juntos guiados por la estrella en busca del Niño de Belén. Una noche acampamos junto a la choza de un pastor. Casi al amanecer se desató una terrible tormenta. El pastor, que gentilmente nos dio cobijo, perdío gran parte de sus ovejas, asustadas por el resplandor de los rayos y truenos. Nosotros tres remprendimos la marcha hacia Belén, y él se quedó ayudando al pastor a buscar su rebaño. Continuó el viaje solo y en el trayecto se encontró a una familia de campesinos que apenas tenían para comer. La cosecha había sido la peor que recordaban desde hacía años. Nuestro compañero, el Cuarto Rey Mago dejó allí el vino y el aceite que llevaba como presentes al Niño de Belén. Llegó solo, cansado y tarde y con las manos vacías al pesebre donde ya había nacido el Niño que estábamos buscando.
Y allí ocurrió algo sorprendente y maravilloso, nada mas entrar, el Niño levantó sus brazos y los dirigió hacia el Cuarto Rey. Jesús acercó su oído al corazón del Mago que era tan grande y latía con tanta fuerza y armonía que el Bebé inmediatamente se quedó plácidamente dormido. Su Madre se emocionó al ver lo ocurrido y nos dijo:
-Gracias por vuestros regalos. Sé que cada uno vale, no tanto por su valor material, sino por el simbolismo que encierran y que habrá de servir a las siguientes generaciones. Pero sin duda que el Niño ha elegido como regalo un corazón ardiente y lleno de amor.
- El Niño nos ha ofrecido su primer mensaje:”Había proclamado al mundo su primer testimonio” Todos los allí presentes sabíamos lo que nos acababa de decir, de mostrar: que Él había venido al mundo, no para ser agasajado con cosas, objetos o riqueza, sino para abrazar y ser abrazado por el corazón humano.
Desgraciadamente, con el tiempo, se perdió la transmisión de este acontecimiento. El Cuarto Rey Mago pasó al olvido y, lo peor de todo, se llevó consigo el recuerdo de lo ocurrido, el primer mensaje dado por Jesús al mundo.
-Queridos niños y niñas, el recuerdo del Cuarto Rey Mago no tiene que llevarnos a despreciar los regalos y los juguetes, sino que nos hará recordar que el corazón sencillo y humilde hace que nuestras manos estén siempre rebosantes con muy poco. Esa aparente ¿escasez? No será entonces manifestación de carencia sino de plenitud.
Para acabar queremos enviaros el lote de regalos que al Cuarto Rey Mago más le gusta enviar. No olvidéis ponerlos junto a los que recibáis de nosotros.¡Ah! y si tenéis que elegir, haced como el Niño de Belén.Imaginad que de entre las líneas de esta carta emergen nuestros brazos hasta llegar a entrelazarse y fundirse con los vuestros.
Os deseamos una noche Mágica de Reyes llena de esa alegría y gozo al que tenéis derecho y que el Niño de Belén desea para todos vosotros.
Regalos del Cuarto Rey Mago:
- Una flor para aprender a amar la tierra.
- Una jaula sin puerta para que aprendas a amar el aire
- Una vasija de barro para que aprendas la fragilidad de las cosas.
- Un reloj sin manecillas para que vivas todo en presente.
- Un abrazo en silencio para que acojas en ti la ternura.
- Un libro para que te sientas más libre.
- Un día sin televisión para que la noticia seas tú.
- Un paseo por el campo para celebrar la belleza del mundo.
- Una caracola para aprender a amar el agua.
- Un atardecer dorado para que llenes tus ojos de cielo.
- El canto de los pájaros al amanecer, para que oigas la músicas de tu alma.
- Un amigo para jugar, para recordarte tu humanidad.
- Una noche estrellada para que veas la eternidad dentro de ti.
- Un día de lluvia para que aprendas a ser agradecido.
- Un día de sol , para que reconozcas la luz que llevas dentro.
- Una canción para que puedas celebrar la danza de la vida.
- Una botellita cerrada. No la abras nunca, para que así puedas amar y comprender el Misterio.
viernes, 13 de diciembre de 2013
El abeto de cartón. Cuento navideño para todas las personas con el corazón muy grande.
Dibujo de La abuela atómica. |
El
pequeño abeto sintió que alguien tiraba
de él y le sacaba de golpe del lugar en donde se encontraba. No es que fuera
muy agradable estar metido debajo de una
cama días y días pero ahí estaba calentito y no pasaba frío.
—“Seguro que es jueves” —pensó.
Todas las semanas, el mismo día, Paquita la
asistenta le sacaba de un tirón protestando; después, pasaba la fregona por
debajo de la cama y, con malos modos, le daba un empujón con el pie y lo volvía
a colocar en donde siempre estaba.
—No sé para qué quiere este árbol de Navidad, ¡solo para criar
polvo!, si ya casi no tiene adornos. Cualquier día lo echo a la basura y luego
averigua quién ha sido. ¡Señoraaa! ¿Tiro este cartón viejo que hay debajo de la
cama de Esperancita? —preguntó chillando a su jefa.
—¡Pero qué manía te ha entrado! —contesto la dueña de la casa
desde la habitación de al lado. ¿A ti te molesta el pobre árbol? ¡Pues déjalo
en su sitio tranquilo! El abeto respiró satisfecho; hasta el jueves siguiente no
tendría que volver a preocuparse.
La vida del abeto había sido muy aburrida y triste
antes de aquellas Navidades en las que
la niña de la casa lo rescató del cuarto de los trastos. Antes era una simple
caja de cartón en donde vino la nevera, bien protegida de los golpes, pero
cuando la niña entró en el trastero y la vio se dio cuenta de que de ese
envoltorio se podía sacar algo hermoso. La cogió y la llevó hasta el cuarto de
estar.
— Mamá, ya sé con qué me voy a hacer el disfraz este año; esta
caja me servirá para recortar un árbol de Navidad
Doña
Esperanza vio a su hija tan ilusionada que se prestó a ayudarla, y entre las
dos separaron el lado más grande para hacer un abeto.
Primero dibujaron la silueta, después con unas
tijeras de jardinero lo recortaron. Estuvieron toda la tarde trabajando en él y,
por fin, Esperancita pudo sacar la
cabeza por un agujero grande que habían hecho a su altura. ¡Qué contentos
estaban todos! Doña Esperanza y su hija porque les había quedado precioso, y el
trozo de cartón porque nunca se había visto tan guapo y bien arreglado.
La
fiesta del colegio fue muy divertida, y a los compañeros de la niña les gustó mucho
su árbol de Navidad. En el escenario todos la aplaudieron con gana cuando
apareció vestida de abeto y con una estrella dorada encima de la cabeza.
La
pequeña lo llevó puesto algunas veces más, pero desde que se hizo mayor y se fue de casa, la vida de
nuestro árbol había sido siempre igual: debajo de la cama, menos los jueves
cuando llegaba Paquita.
Ese día oyó un comentario de doña Esperanza a la asistenta:
—Este año viene Esperancita con mi nieta a pasar la Navidad y
seguro que le dará mucha alegría ver su antiguo disfraz, así que, ni se te
ocurra tocarlo. Le traerá muy buenos recuerdos.
Cuando el abeto oyó eso, le entró una alegría
tremenda. Sabía que se acercaban esas fechas porque desde donde él estaba se
oía en la televisión los anuncios de
turrones y de juguetes. También las muñecas de Famosa se iban acercando al
portal y una cosa que se llamaba Lotería iba a hacer muy felices a la gente,
por lo menos eso es lo que él escuchaba machaconamente desde el dormitorio de
su amiga. De vez en cuando, ponían villancicos por la radio y, entonces, sí que
se ponía triste. Pero este año iba a ser diferente, ¡venía la niña de la casa! Se volvería a disfrazar y bailaría
junto a ella cuando pusieran música.
Pasaron
unos días y todo seguía igual, hasta que un jueves doña Esperanza dijo que
había que hacer limpieza general en la habitación de su hija. Lo volvieron a
sacar de debajo de la cama y lo pusieron en el pasillo durante un rato, ¡por lo
menos pudo airearse un poco! Cuando ya creía que lo iban a colocar en su sitio, se acercaron Paquita y su jefa,
le pasaron el plumero por encima y le sujetaron de nuevo las bolas, el
espumillón y la estrella de la copa. Desde donde estaba pudo ver, de refilón,
la mesa toda adornada, ¡estaba preciosa! Se notaba que ya era Navidad de verdad.
Cuando
terminaron, esta vez lo llevaron al
salón y lo apoyaron sobre una pared muy grande, ¡le habían puesto en el sitio
más importante de la casa! Desde allí sí
que podía ver todo bien.
—¡Anda, si también han
puesto el belén! —dijo recordando sus buenos tiempos.
En ese momento, sonó un claxon en la calle y doña Esperanza se asomó por el balcón.
—¡Son ellas, Paquita!, ¡son ellas! —exclamó loca de alegría.
A
la pobre señora, siempre tan aburrida y sola, le cambió la cara; fue como si se hubiese quitado de golpe una máscara llena
de arrugas y tristeza y hubiera recuperado la juventud y la lozanía
que había perdido mucho tiempo atrás.
No
os podéis ni imaginar la alegría que sintió el abeto al ver aparecer en el
umbral de la puerta a su niña. ¡Cómo había cambiado! Esperancita se había convertido en toda una
mujer. En ese momento nuestro protagonista se dio cuenta de que ella había
crecido mucho, pero él seguía igual. Ya no le iba a servir para nada; no podría
disfrazarse más porque él se le había
quedado pequeño. ¡Toda su alegría se transformó en pena! Pensó que su hora llegaría en cuanto pasaran
estas fiestas. Paquita se saldría con la suya y lo tiraría a la basura.
Una
cabecita pequeña asomó por detrás de la falda de Esperancita. Era una réplica
de su madre, pero en pequeño.
—No seas vergonzosa, Gema, pasa y dale un beso a la abuela. ¡Ay!,
pero si está mi abeto —dijo emocionada cuando lo vio frente a ella. Se acercó a la pared en donde
estaba apoyado, lo levantó en brazos y empezó a dar vueltas y vueltas por la habitación.
—Gracias mamá, no sabes la alegría que me has dado, pensé que lo
habrías tirado a la basura.
Y dirigiéndose a la pequeña le dijo:
Mira Gema, este árbol lo hice yo cuando era un poquito más mayor
que tú y me trae unos recuerdos preciosos; ven que te voy a disfrazar con él.
jueves, 12 de diciembre de 2013
NO COMPRES UNA MASCOTA. ADÓPTALA
Mateo y Fefa. |
El dibujo que encabeza este escrito lo he compartido de facebook. Espero que Mateo y Fefa me lo presten. |
Se acercan unas fechas muy esperadas para mayores y pequeños, en las que Papá Noel y Los Reyes Magos nos traen todos los caprichos con los que hemos estado soñando durante todo el año.
Tanto los padres como los niños se vuelven locos pidiendo cosas en sus cartas. En estos días, muchos sueñan con tener una mascota: puede ser de pelo, como los perros y gatos, de plumas como los loros o Agapornis, también pueden tener caparazón como las tortugas o tener escamas como los pececillos
Tener una mascota nos crea una serie de obligaciones que debemos cumplir, pero no un día o dos hasta que nos aburramos no, el cuidado de un ser vivo será para toda la vida.
Por eso os pido que leáis atentamente lo que pone en el dibujo que encabeza este escrito y que he tomado prestado, y cuando lo tengáis decidido, adoptar un animalito de los que tanta gente abandona sin ningún miramiento ni corazón.
Los animales no son juguetes que se cambian de un año para otro, son seres vivos que, como nosotros, necesitan alimento, cariño y cuidado.
Por favor adopta, ya verás cómo te sientes recompensado.
La abuela atómica