Mensaje de bienvenida

¡Y sin embargo algunas personas dicen que se aburren!¡ Démosles libros!¡Démosles fábulas que los estimulen!¡Démosles cuentos de hadas! Jostein Gaarder

domingo, 3 de marzo de 2013

Guille y Pablo:Guille y Pablo se mudan. Educación infantil y 1er. ciclo de primaria.

 
Guille y Pablo ya tienen casa nueva. Ha pasado mucho tiempo desde que fueron por primera vez a ver el lugar en dónde se la iban a construir pero, por fin, ya está terminada. Los chicos están muy ilusionados con cambiarse de domicilio, entre otras cosas, porque  podrán traerse de una vez  sus tortugas moras. Su madre las tiene desde hace quince años aproximadamente. Ahora, se las está cuidando su abuela Lola porque ella tiene un jardín muy grande. En la casa nueva tienen mucho sitio y su mamá dice que allí van a estar muy contentas. Han ido a comprar cajas de cartón a unos grandes almacenes y llevan haciendo paquetes  varios días. Ellos han guardado sus juguetes y sus cuentos, y ya los tienen preparados para cuando se tengan que marchar, están esperando a tener la cocina preparada. Hoy ha llegado su papá y ha dicho:
-Chicos, ya está la cocina puesta.
-¡Bien, bien!-, gritan los niños ya podemos irnos.
Guille y Pablo  están muy contentos, hoy es la primera noche que van a pasar  cada uno en su habitación nueva  pero,  cuando se acuestan y su mamá les apaga la luz, empiezan a escuchar ruidos sospechosos  a los que no están acostumbrados, les entra  mucho miedo y no se pueden dormir.
-¡Mamá! -, dice Pablo gritando para que le oiga-, ¿puedo ir a dormir con Guille?, es que tengo miedo.
-Bueno, por esta noche, vale-, le contesta su madre desde su habitación.
Dibujo realizado por mi nieto Guille.
Le sacan la cama supletoria que hay debajo de la de su hermano y los dos se acuestan juntos, pero ni por esas se pueden quedar dormidos. Esa casa  es muy grande y está muy oscura.  Por mucho que les han explicado  que no tienen que preocuparse, que no les va a pasar nada, siguen con miedo y cuando se duermen tienen pesadillas.  Al final, esa noche, su madre también tiene que dormir con ellos. A la mañana siguiente, los niños se levantan muy contentos, quieren jugar en el jardín y  ver a su primo Quique, que a partir de hoy es su vecino. Se asoman a la ventana y pueden hablar con él. Eso a ellos les gusta mucho. Quique es más pequeño, es como Pocoyo pero sin casco azul y anda, corre y se mueve como el personaje de la serie. Ese día juegan  sin parar, unas veces en casa de Quique y otras en su casa. Colocan todos los animales de juguete en el suelo y una serpiente muy grande de goma la enrollan en un árbol de manera que parece de verdad. Una señora que se ha asomado por la verja, para ver lo que hay dentro,  ha tocado al timbre de la puerta muy asustada:
-¡Mire, le llamo para avisarles de que tienen una culebra en el jardín y los niños están jugando muy cerca de ella!
Mayca, la mamá de los Guille y Pablo,  la tranquiliza:
-Gracias por avisar pero, aunque parece de verdad, es una culebra de goma-, le aclara muerta de risa.
-¡No sabe el susto que me he llevado!, le contesta la señora al otro lado del telefonillo.
Cuando se va la vecina curiosa, la madre llama a los niños:
-Guille, quita la culebra de goma del árbol, que nos van a estar  llamando todos los vecinos. ¿No ves que parece auténtica?-, les dice la mamá aguantándose, todavía, la risa.
Los niños  también se ríen, por cotilla, se ha llevado un buen susto. Si no se hubiese asomado para ver lo que había dentro, no se hubiera alarmado tanto.
La que está contentísima es Cheetah. No para de correr y de dar vueltas alrededor de la casa. Ahora sí que va a hacer ejercicio.
Los niños están impaciente por traerse las tortugas.
-Mamá, ¿cuándo vamos a ir a casa de la abuela Lola a por las tortugas?-, le preguntan .
-Todavía no podemos, tenemos que acondicionar el sitio en donde las vamos a poner. No os preocupéis que iremos pronto a por ellas.
 A Guille y a Pablo les gusta mucho su casa de día pero cuando es de noche empieza a entrarles miedo porque ven muchas sombras y oyen ruidos bastante raros. Su madre tiene que estar con ellos hasta que se duermen.
-No os preocupéis, ya veréis como poco a poco os vais acostumbrando a dormir aquí-, les dice siempre para tranquilizarlos.
A los pocos días, ya están familiarizados con todo lo que les rodea y duermen solos. Cada vez están más a gusto.
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Las ilustraciones las he tomado de distintas páginas de internet sobre mudanzas y miedos nocturnos, espero que sus creadores no lo tomen a mal, ya que mi blog no tiene ningún ánimo de lucro.

2 comentarios:

Elizabeth Segoviano dijo...

que lindo relato!!!!! me ha encantado lo de la culebra de goma!!!!!! tus historias siempre son encantadoras Conchi, yo disfruto mucho tu blog :D xoxo, Eliz

Conchita dijo...

Querida Eliz, siempre tan puntual con tus comentarios. El día que no te pases por mi blog, no sé lo que haré. Un beso.

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