Mensaje de bienvenida

¡Y sin embargo algunas personas dicen que se aburren!¡ Démosles libros!¡Démosles fábulas que los estimulen!¡Démosles cuentos de hadas! Jostein Gaarder

jueves, 1 de marzo de 2012

Guille y Pablo:Guille viaja a Madrid; Educación infantil, 1er ciclo y 2º ciclo de primaria.


-¿Guille quieres venir con nosotros a Madrid? –le pregunta su abuela.
Ella tiene muchas ganas de que su nieto conozca la ciudad donde  ha nacido. El niño abre los ojos sorprendido, y da un grito de alegría:
-¡Bien, bien!, me encantaría.
Piensan en una fecha en la que la  Guille no pierda colegio y deciden ir el puente del Primero de Mayo. Ya lo tienen todo preparado: los billetes de tren, el hotel y los lugares que van a visitar.
¡Por fin llega el día tan esperado por Guille! Su mamá le ha hecho la maleta sin que se de cuenta su hermanito, Pablo. Seguro que si este se enterase empezaría a llorar para que lo llevasen también, pero él es muy pequeño para ir de viaje solo sin sus padres. 
Es la primera vez que  Guille viaja en tren, por eso está muy emocionado. Se ha sentado al lado de la ventanilla y la abuela le ha abierto una mesita plegable que tiene delante del asiento para que pueda dibujar. Se ha traído un cuaderno y lápices de colores. 
El viaje dura casi cuatro horas, pero a él se le ha hecho corto: ha visto al revisor, que es un señor que cuida de que no se monte nadie sin billete, le han dado auriculares para que escuche música y le han traído la comida que estaba muy rica. Lo que más gracia le ha hecho han sido los saleritos y  una  botellita de aceite muy pequeña que le han puesto. 
-¡Parece de juguete! dice. Se lo ha comido todo. También ha jugado con su abuelo y así se ha distraído durante el viaje. El tren ha recorrido el camino durante un rato al lado de un río y han pasado por encima de un puente ¡Qué emocionante!



Por fin entran en la estación de Atocha. Guille al salir del tren está tan nervioso que no se da cuenta y mete el pie entre el andén y el vagón ¡Menos mal que sus abuelos lo llevaban bien sujeto!
-¡Vaya susto que nos has dado! -le dicen-. ¡Gracias a Dios que no te ha ocurrido nada grave!
Pasado el mal trago, Guille empieza a observar todo lo que le rodea en la estación.
-¡Madre mía, qué grande es! ¡Cuántas escaleras mecánicas!
Al salir a la calle mira todos los edificios y dice que son muy bonitos. Él es un niño muy observador y se fija en todo. Cogen un taxi para ir al hotel pasando por el Paseo del Prado. Sus abuelos le dicen:
-Mira Guille ese es el Museo del Prado, en donde está la mayor colección de pinturas de España.
 Se queda asombrado; le gusta mucho Neptuno, La Cibeles y la Plaza de Colón.
Por fin llegan al hotel. Cuando sube a la habitación empieza a buscar por los armarios:
-¿Qué buscas Guille? -le pregunta su abuela.
-Aquí no hay cocina ni salón, esta casa no me gusta.
-En los hoteles, las habitaciones solo tienen baño y dormitorio. Luego verás el restaurante. Allí es dónde se come -le explican.
-Pues a mí no me gusta. Esta casa es muy pequeña. Prefiero que tenga cocina y salón.
 Guille parece decepcionado, no le agrada la habitación del  hotel.
Antes de que se haga tarde se van a ver el Museo de Ciencias Naturales. Allí Guille se vuelve loco cuando descubre la réplica del dinosaurio que está en medio de una gran sala. El niño no se cansa de ver todos los animales que hay disecados. También visitan una sala llena de trofeos de caza donados por cazadores, otras con insectos, meteoritos y otras rocas.  Está tan fascinado con  todo lo que ve, que llega la hora de cerrar y les tienen que echar porque Guille no se quiere ir de allí. Luego muy cansados regresan al hotel.
Es la primera vez que va a dormir en un sitio así. Con sus padres siempre va a casas rurales porque dicen que Guille y Pablo son muy pequeños para ir a hoteles. De noche se ha asomado al balcón y ha visto la Plaza de Colón toda iluminada y dice que Madrid le encanta.
Han bajado a cenar al restaurante y al llegar el camarero, ha traído unas servilletas humeantes enrolladas para que se limpien las manos.
 -¡Qué bien rollitos primavera! 
 Todos se han echado a reír incluido el camarero. Guille tiene tanta hambre que ha confundido las servilletas de color marrón con la comida china.
-A este niño tenemos que sacarlo más-, dicen los abuelos.
Por fin se van a la habitación a descansar porque el día ha sido muy agitado. A Guille le va gustando más el hotel.
A la mañana siguiente los abuelos no saben si llevar a su nieto al Planetario o al Museo Arqueológico, pero él elige la visita al museo. Quiere ver las tumbas de los faraones. Al entran, observa todo con admiración. Va por delante mirando y diciendo:
-¡Mira abuela!, qué collar de oro más bonito, ¡mira abuelo! un esqueleto dentro de la tumba de un  faraón.
-Eso es un sarcófago-, le explican.
Le gusta todo lo que ve a pesar de ser tan pequeño. 
 Después han ido a pasear al Retiro para ver el estanque de las barcas y, como está la Feria del libro,  visitan los stands de cuentos. Guille no sale de su asombro ante tantos libros bonitos. ¡Los quiere todos! 
Sus abuelos le compran un cuento de dragones para él y otro para su hermano. También ha visto a Poco Yo y se ha hecho una foto con él. Ellos se han comprado un libro de Juan José Millás titulado “El mundo” y el autor les ha escrito una dedicatoria muy bonita.
Por último van al estanque de las barcas y le compran un barquillo.
-Abuelo, ¿cómo se llama esta galleta tan grande? ¡Está muy rica!
-Se llama barquillo -le contesta-. Mira Guille, el señor que los vende es el barquillero y seguramente solo los verás en Madrid, que yo sepa no hay barquilleros en otras ciudades. 
Después, echa gusanitos a los peces del estanque y a las palomas. Y ¡menudo lio se ha armado! Parece que el agua esta hirviendo de la cantidad de peces que han acudido a comer el maíz inflado. Los abuelos están reventados pero Guille sigue tan fresco. Quiere ver más cosas. Después de comer van al cine a ver una película de Indiana Jones.
-Guille nos vas a matar -dicen muy cansados.
Cuando por la noche vuelven al hotel duermen como lirones. A la mañana siguiente regresan a Murcia.
Guille se pone muy contento cuando  ve a sus padres esperándole en el andén de la estación. Pablo está con ellos. Los dos hermanitos se  dan un abrazo muy fuerte.
-Mira, os he traído muchos regalos -dice Guille muy excitado por tantas emociones.
-Mamá, tengo muchas cosas que contarte.
  Los dos niños empiezan a charlar muy contentos. Pablo le pregunta:
-¿Dónde estabas? Te he buscado en tu habitación y no te he encontrado. Guille no sabe qué responderle pero al final le dice:
-Cuando seas mayor los abuelos te van a llevar a Madrid ¿verdad abuelos?
Los abuelos se miran cansados y no responden. ¡Ya no están para tantos trotes!




4 comentarios:

Conchita dijo...

Los dibujos y las fotos que hay en este cuento los he sacado de internet. La estación de trenes la ha pintado Cesar. No sé la edad que tiene, pero me encantará que visite mi blog.

Elizabeth Segoviano dijo...

que hermoso relato de este viaje tan emocionante!!!! se pierde uno en tus frases Conchita :) se pierde uno y ya no quiere volver :)

Conchita dijo...

Eliz, ¡cómo me gusta lo que me dices! Ceeo que exageras bastante. Un Abrazo.

mayca dijo...

me acuerdo perfectamente de las anecdotas y de lo bien que se lo pasó Guille. Ese viaje munca lo olvidará. Besos

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